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Oz – Barroquismo GENETICO

“Las búsquedas mas radicales acerca de lo que significa estar entrando y saliendo de la modernidad son las de quienes asumen las tensiones entre desterritorialización y reterritorialización. Me refiero a dos procesos: la pérdida de la relación natural de la cultura con los territorios geográficos y sociales, y, al mismo tiempo, ciertas relocalizaciones territoriales relativas, parciales, de las viejas y nuevas producciones simbólicas.”

Néstor García Canclini

Podemos abordar el proyecto OZ desde la simbiosis bastarda que se genera en los escenarios contemporáneos de la multivisualidad genérica. Entendiendo esta idea como una post-producción medial propia de los debilitamientos icónicos, de las ideologías emblemáticas y de las certezas temáticas que nos definieron una inacabada modernidad.

Oz despliega las junturas ocasionales entre dos líneas históricas, que no solo definen nuestra malograda re-conquista sino dejan entrever la continuidad de un ensamblaje cultural, político y social que nos define como espacio y pensamiento, las pintura barroca, la escuela clásica y sus distribuciones a los nuevos espacios encontrados, hoy se detectan claramente en una fusión visual, formal y temática que sobrepasa todo fenómeno comunicacional.
Ciertamente en una era donde la imagen fractal sobrecoge todo espacio de mirada, toda condición de venta y compra, todo lo exhibible y catalogable, todo el universo medial constituyente de lo social, podemos localizar parte de las nuevas producciones visuales como parte de un marasmo semántico que dice en su convención el quiebre estructural de las poéticas lineales, puristas, limpias e indiscutiblemente certeras en cuanto definición simbólica se refiere, la obra de Loreto Gonzáles se despliega en esta plataforma errática, en el mejor de los sentidos, recolectando el acontecimiento histórico de la pintura como re-posición vulgarizaba, accesible, localizable perfectamente dentro de un sistema cotidiano. Detectando cual es la distancia hiper-real entre las tiendas de juguetes plásticos y el Museo San Francisco, dos parafernalias actuales que designan reinstalaciones de la conquista a partir de la arquitectura compilatoria del Pop reinventado, del popular mas allá de sus fronteras conceptuales, que en un momento constituyeron estilo, tendencia y forma, hoy develan el acontecimiento de la absorción osmótica que provee toda nuestra cultura contemporánea.
Las reproducciones offset en formatos estandarizados medios, los brillos de su canonización icónica, hablamos de la textura del artificio, los colores sobre expuestos de la realidad mediática se constituyen en soporte directo de la complejidad histórica que nos deposita la propagación fantasmal de una creencia, un paño oscuro perdido entre los purpúreos y bermelos que entresalen de un fondo velado por la insistencia inédita de infundir actitud, cultura y conocimiento donde ya estaba emplazada toda una cosmogonía perfecta. Este nuevo espacio es el sitio recuperado de OZ, un lugar concreto, extraño y seductor al ojo domesticado, la artista re construye la operación pictórica con la misma disposición donde la encuentra, la pintura industrial, esmalte sintético, el objeto popular, la cinta de pegar, las luces divinas….y la enfermedad…se reúnen corporeizando una alegoría inventada de lo sacro, óseo en su postura angular de apoyo, como el mismo hueso artefacto estructural, tejiendo una infinidad de cruces, roces y junturas que la nueva cultura nos permite, particularmente cuando estamos frente a la presencia vacua del acontecimiento real, su referente no es la impresión offset, sino la idea trastocada de que esa impresión tiene su original en la historia del arte como una anomalía del aprendizaje en nuestro continente, hablamos de una cultura del recorte , de la simulación , de la impresión económica que nos aproxima al éxtasis de lo real, sin nunca alcanzarlo. OZ detona una nueva circulación del sistema pictórico, de la multiplicidad de las imágenes y de la divagación de los sentidos del arte, yuxtapuestos a los inasibles sentidos que otorga la subjetividad.

“la reorganización de los escenarios culturales y los cruces constantes
de las identidades exigen preguntarse de otro modo por los ordenes que sistematizan las relaciones materiales y simbólicas entre los grupos”
N.G Canclini

Esta producción nos acerca a una serie de obras que anudan artificio y tradición, cultura y neo-cultura, realidad y desplazamiento a espacios empastados de negro corriente, de rojo industrial y de dorados que mienten sobre su misma condición de materia y material, es un escenario donde todo esta sucediendo al mismo tiempo, pero cuanto se mira de vuelve a recuperar la idea estética, de belleza, de gusto y forma, de discurso aferrado a un transito de sucesos imposibles de amalgamar con un texto. Son formas, materialidades e ideas en torno a un estar cerca de lo real.
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Texto para catálogo de exposición de Loreto Gonzalez
Espacio Residencias La Ronda, Quito, Ecuador - 2008

VHB