YISA – PINTURA ILEGAL

Pensar el arte contemporáneo ya no reside en los lindes estéticos ni paradigmas modernistas, no están los sitios específicos del la forma ni los preceptos estilísticos, las utopías de la individualidad denotan un desgaste que provoca una debacle a todo un sistema afiatado en las circulaciones positivistas de la producción artística.
El estado del arte contemporáneo, su expansión y su posibilidad de recuperación acelerada sitúa las nuevas propuestas en un campo de irreverencia de actitud, este se instala en la coalición entre el individuo productor, el artista y su circulación mediática. Refiriéndose este nuevo enlace a la participación global del artista en el medio sociocultural como un creador de sus propios sistemas formativos, circulantes, estratégicos y posicionadores de la producción.

Las recientes propuestas creativas y culturales elaboran, diseñan y distribuyen códigos propios de posicionamiento, bajo la lógica de que toda forma de hacer y pensar los sistemas artísticos es valida en la medida que se designe su poder de acción y se constate en la convención de cada propuesta, al interior de una colectividad o de una agrupación ideológica. Esto define conglomerados urbanos que hacen fortaleza en la similitud de sus ideas, generando una amplitud mayor de posibilidades de obra, de estilos y de formas de distribución de las mismas, acotando su contraparte que seria una cierta fragilidad en el tiempo, me refiero que se generan movimientos y posturas en relación a los lenguajes de corto aliento lo que va narrando una historia vertiginosa del arte mas reciente, con un porcentaje de perdida elocuente generado justamente por una localización fugaz en la inmediatez.

Resistir en la pintura se acoge a una esencia romántica de la palabra, la realidad esta superpuesta a esas quimeras de la materia distribuida en el soporte y la idea impaciente de instalar una obra en un sitio donde alguien pueda observarla.
Yisa agrede el sitio del desalojo y esto lo determina a conjeturar que podría ser un pintor, aun, pero que resguarda la esencia de un concepto retraído en la contemporaneidad de todo sentido común, la acción de pintar se plantea en la urbe y solo existe en la medida que define territorialidad, de-marca el acontecimiento de la tela como una señal de propiedad y de existencia en la guerrilla urbana.
Poder definir en el eriazo una forma, una estructura visual reconocible, una extraña aparición icónica formateada a su propia técnica, del agenciamiento de lo precario como único recurso en la oscuridad de lo real, sobre un muro deleznable, que se va constituyendo en la persistencia irracional de la acción mítica de establecer una imagen, en una obligación a la mirada, ineludible a la ausencia de sentido en la fugacidad de la agitación publica.
Se impone aquí satisfactoriamente un engranaje personal e intimo, que entra en relación con el otro, un vinculo del lenguaje de la calle, conocido en su traslape semántico de manierismos y gestos predeterminados por un formato de sociedad. Se desplaza un trafico visual que entienden los que circulan la ciudad como un medio de relacionarse con las cosas y el mundo, reorganizando redes y nuevos puntos críticos , ya no al costado del sistema oficial , sino dentro de este, en una estrategia mediática de la actualidad, que permite y le permite a Yisa, entrar en vínculo con los demás sin interpelar con los espacios académicos y mas conservadores de la cultura, pero cruzándolos constantemente al utilizar sus mismos códigos conceptuales, que son los que se mantienen inalterables, precisamente son las condiciones de uso de los sistemas y de distribución del acontecimiento artísticos las que se modifican.
La propuesta de Yisa logra tocar la medula sin partir el hueso. Aquí la pintura es un medio, lo que constituye la obra es el acontecimiento que la instala, su planificación y su condición efímera en la fragilidad actual.
Asentado en la calle entre los deshechos y los recorridos de la historia de la pintura, esta propuesta sobrepasa la posibilidad de ingresar el graffiti, el rayado y la iconografía de la irreverencia a un espacio establecido, logra constituir una relación entre tribus que producen sentido bajo los mismos códigos que se organizan las tranzas sociales contemporáneas. La ley de la imagen con zapatera y látex – marks of power.

Texto para exposición de Yisa - Latex y Zapatera
Galería Trafixx - 2007

VHB